31 de agosto
31 de agosto de 1976. George Harrison es declarado culpable de plagio subconsciente. La demanda dejó perplejos a los compositores.
Un día, una anécdota musical
George había compuesto la canción a finales de 1969 para Billy Preston con alguna aportación de este. Según el propio Harrison, se había inspirado en Oh Happy Day.
La versión de Preston se publicó, pero la que de verdad trascendió fue la que grabó el propio Harrison.
My Sweet Lord era el primer número uno de un Beatle después de separarse la banda en 1970.
A principios de 1971, Bright Tunes Music, dueños de los derechos de He’s So Fine, de The Chiffons, interpuso una demanda por plagio.
El juicio se retrasó y complicó sobremanera. Por un lado, la discográfica entró en suspensión de pagos y no movió ficha hasta 1976.
Por otro, Allen Klein (representante de Harrison), que había negociado el caso, para el 76 ya no tenía tratos con George. Este decidió soltar 148.000 dólares para acabar con la demanda, pero la oferta fue rechazada.
En febrero de 1976 se celebro el juicio. A los tres días, el juez dictaminó que las dos canciones son prácticamente idénticas, pero que George Harrison no la copió intencionadamente.
Para agosto del mismo año Harrison fue declarado culpable, aunque aún no había acabado la historia. El ex representante del artista, Allen Klein, compró la discográfica de marras y el caso se enrevesó de tal manera, que los asuntos administrativos no acabaron hasta 1993.
Harrison, jodido por todo este galimatías, presentó un álbum en 1976 y dejó de publicar hasta 1979.
Es difícil comenzar a escribir de nuevo después de haber pasado por eso. Incluso ahora, cuando enciendo la radio, cada canción que escucho suena como otra cosa.
–George Harrison
Después de la muerte de Harrison (2001), el tema se relanzó en Reino Unido, donde una vez más llegó al número 1.
George parodió My Sweet Lord durante el especial navideño de Rutland Weekend Television de Eric Idle el 26 de diciembre de 1975, convirtiéndolo en The Pirate Song.
Katia Chornik, de la Universidad de Manchester, reveló que en los centros de tortura del régimen de Augusto Pinochet, en Chile, se ponía música muy fuerte para disimular los gritos o quebrar a los detenidos. Una de las canciones fue My Sweet Lord.
Aquí el peor video live de The Chiffons
The Edwin Hawkins Singers y su arreglo del himno cristiano.
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Anécdota de un 31 de agosto.